En este cuento mi principe no es azul
ni viene en un brioso corcel a raptarme...
su arma es la palabra, que mata y sana
dice que soy la reina mas bella
pero no es verdad, solo soy plebeya
En este castillo encantado vivo
oscuro y lúgubre frio de pianos muertos
pero la magia misteriosa de sus pasos
me hace percibir el dulce encuentro
y la luz entra en mi morada...
Sus ojos estrellas enamoradas
iluminan mi ser, entibiando mis heladas
sus brazos enlazan mi cuerpo con amor
convierten mi piel blanca, en vestido de oro
mis cabellos muertos, en cascadas aterciopeladas.
Mi soberano, que de mí se ha adueñado
cuando me besa se eleva mi esencia
palpita mi existencia cuando invade mi lascivia
no me pertenezco mi entrega es adicción
fisiono placer y amor miel salada.
Perfectos momentos que no duran nada
cuando se marcha, quedo sin cielo
mi mirada se viste de blanco por dentro y por fuera
un humilde silencio se instala en la sala
y quedo fantasma virginal etática, sin vida
Hasta su próxima llegada...