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REFLEXIONES


 


 

 
 

Cuando mi alma necesita 
que alguien me dé aliento,
¡Allí estás tú!

 

 
 


Cuando quiero compartir
una alegría, ¡Allí estás tú!

 

 
 


Cuando la vida me golpea
y necesito que alguien me dé apoyo,
¡Allí estás tú!

 

 
 


Cuando necesito un hombro
para llorar, ¡Allí estás tú!

 

 
 


Cuando necesito una palabra
 amable, ¡Allí estás tú!

 

 
 


Cuando necesito un abrazo, 
¡Allí estás tú!

 

 

 

 
 


Cuando tú necesitas a un Amigo,
¡Aquí estoy yo!


  

 


 

 
 




   El químico que logrará extraer   

 

 
 

  
de los elementos  
de su corazón, 
  
 la compasión, 
el respeto, el deseo,    
  
la paciencia, 
la añoranza, la sorpresa 
y el perdón   
  
para reunirlos en un
único compuesto,   
  
habrá creado aquel 
átomo llamado...  

 

 
 

 Amor

 

  

 

                



 

 
 

Si me dijeras que me amas,
 creeré...

mas si escribieras que me
 
amas,

creeré más todavía.

 

 
 

Si me hablaras de tu

nostalgia, entenderé,

mas si escribieras sobre
 
ella,

sentiré junto contigo.

 

 
 

Si la tristeza te llega a 

consumir y me contaras...

yo sabré, pero si la 

describes en el papel,


su peso será menor...

Y así son las
 
palabras
 escritas;

poseen un magnetismo 

especial,

liberan, despiertan, invocan
 
emociones.

 

 
 

Ellas poseen la capacidad 

de... 

en pocos minutos, 

cruzar mares, saltar
 
montañas, 

atravesar desiertos,
 
intocables.

 

 
 

De muchas se pierde el
 
autor, mas el mensaje

sobrevive al tiempo, 

atravesando siglos y
 
generaciones.

 

 
 

Ellas marcan un momento
 
que será eternamente

 
revivido por todos aquellos 

que la leyeron.

 

 
 

Dé amor con las palabras,

borre tristezas, pida
 
perdón, aproxímese,

recupere el tiempo perdido,
 
insinúese,


alegre a alguien, dé
 
simplemente un buen día,


haga un cariño especial.

 

 
 

Úselas en todo instante, de 

todas maneras;


su fuerza es inmensa.

 

 
 

No olvide que quien 

escribe,


construye un castillo,

y quien lee, pasa a
 
habitarlo.


 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los que no son de mis ideas,
tal vez no sean intratables.

 

 

 
 

Los que no hacen las cosas 
como yo, 
tal vez no sean 
unos locos.

 

 
 

Los que discurren de 
otro modo, 
tal vez no sean unos 
ignorantes.

 

 
 

Los que son más 
viejos que yo, 
tal vez no sean unos
atrasados.

 

 
 

Los que son más jóvenes 
que yo,
tal vez hay que dejarlos
que se 
equivoquen para que
adquieran experiencia.

 

 
 

Los que tienen 
más éxito, 
tal vez se lo hayan 
merecido.

 

 
 

Los que me contradicen, 
tal vez me abren
 los ojos.

 

 
 

Los que tienen más 
dinero que yo, 
tal vez sean 
muy honrados.

 

 
 

Los que me han dicho 
una palabra amable, 
tal vez lo hayan hecho 
con sentimiento
y desinterés.

 

 
 

Los que me han
hecho un favor, 
tal vez lo han hecho
de mil amores.

 

 
 

Los que "pasan" de lo que 
a mí me Importa, 
tal vez me ayudan 
a buscar lo 
verdaderamente
importante.

 

 
 

Los que no van en mi
misma dirección, 
tal vez buscan lo
mismo por otro camino.

 

 
 

Los que no me
lo ponen fácil, 
tal vez me obligan 
a renovar el esfuerzo
y la ilusión, día a día.

        




                         

 

 
 

Aceptación significa 
que puedes encontrar 
en tu corazón 
la serenidad que te libere 
del pasado con
sus errores y pesares, 
te transporte hacia
el futuro con una 
perspectiva nueva, 
y te haga apreciar 
la oportunidad de
una nueva vida.

 

 
 

Aceptación significa
que cuando haya 
momentos difíciles
en tu vida, sabrás
hallar el amparo y
el consuelo para 
aliviar tus pesares.
Hallarás nuevas 
aspiraciones y esperanzas, 
e indulgencia 
en tu corazón.

 

 
 

Aceptación no significa
perfección para siempre.
Solo significa que te 
sobrepondrás a la
imperfección.

 

 
 

Aceptación es la senda
hacia la paz, para 
liberarte de lo peor,
conservar lo mejor, 
y hallar en tu alma
la esperanza que 
te acompañe toda la vida.

 

 
 

Aceptación es la mejor
defensa del corazón
, el mayor bien
del amor,
y la manera más fácil
de seguir creyendo
en tí y en los demás. 



 

 

 
 

 

 
 

 

 
 

No existe un día más hermoso
que el día de hoy.

 
 

 

 

 

 
 

 

 

 

 

 
 

La suma de muchísimos 
ayeres forma mi pasado. 
Mi pasado se compone 
de recuerdos alegres, tristes...

 

 

 

 
 

 

 

 

 

 
 

Algunos están fotografiados
y ahora son cartulinas donde
me veo pequeña, donde mis
padres siguen siendo recién casados,
donde mi ciudad parece otra.

 

 

 

 
 

 

 

 

 

 
 

El día de ayer pudo haber sido
un hermoso día... pero no puedo 
avanzar mirando constantemente
hacia atrás, corro el riesgo de no
ver los rostros de los que 
marchan a mi lado.

 

 

 

 
 

 

 

 

 

 
 

Puede ser que el día de mañana
amanezca aún más hermoso... 
pero no puedo avanzar mirando
sólo el horizonte, corro el riesgo
de no ver el paisaje que se 
abre a mi alrededor.

 

 

 

 
 

 

 

 

 

 
 

Por eso, yo prefiero el día de hoy. 
Me gusta pisarlo con fuerza, 
gozar su sol o estremecerme 
con su frío, sentir como cada
instante dice: ¡presente!

 

 

 

 
 

 

 

 

 

 
 

Sé que es muy breve, 
que pronto pasará, 
que no voy a poder 
modificarlo luego,
ni pasarlo en limpio.

 

 

 

 
 

 

 

 

 

 
 

Como tampoco puedo 
planificar demasiado el día 
de mañana: es un lugar que
todavía no existe.

 

 

 

 
 

 

 

 

 

 
 

Ayer fui. Mañana, seré. Hoy, soy.

 

 

 

 
 

 

 

 

 

 
 

Por eso:

 

 

 

 
 

 

 

 

 

 
 

Hoy, te digo que te quiero.

 

 

 

 
 

 

 

 

 

 
 

Hoy, te escucho.

 

 

 

 
 

 

 

 

 

 
 

Hoy, te pido disculpas
por mis errores.

 

 

 

 
 

 

 

 

 

 
 

Hoy, te ayudo.

 

 

 

 
 

 

 

 

 

 
 

Hoy, comparto lo que tengo contigo.

 

 

 

 
 

 

 

 

 

 
 

Hoy, me separo de ti sin
guardarme ninguna palabra
para mañana.

 

 

 

 
 

 

 

 

 

 
 

Porque hoy respiro, 
veo, 
pienso,
oigo, 
sufro, 
huelo, 
lloro, 
trabajo,
toco, 
río, 
amo...

 

 

 

 
 

 

 

 

 

 
 

Hoy... 
Hoy estoy viva.
Como tú.

 

 

 

 
 

 






 

Tu dirección 1a, 12345 Tu ciudad